El tren pasa primero, de Elena Poniatowska

«Tuve hambre y frío, sentí que ningún fuego, ningún abrazo me calentarían, pero sé que si un solo hombre lucha y no se deja morir, la vida vale la pena.»

Éste era un hombre que nació en un pueblo del sur de México. Nunca hubiera salido de él, pero un día el tren pasó frente a sus ojos y en el ruido de esa máquina escuchó el relato de su vida; supo el porqué de la indomable ansia de saber que lo empujaba siempre más allá de sus límites. Y en efecto, a Trinidad Pineda Chiñas, el personaje central de esta novela, el tren lo llevó a todo: a lugares que nunca imaginó, a incontables saberes, oficios, personas, posibilidades, y sobre todo al instante en que habló a sus compañeros ferrocarrileros con tal ardor y convicción que los convirtió en vanguardia de la lucha de los trabajadores. Y pusieron de cabeza al país y al régimen.

El tren es la vida. Pero si ser ferrocarrilero es asunto de hombres, ninguno de ellos es nada sin las mujeres. Madres, esposas, maestras, amantes, rieleras, transitan por estas páginas con poderosa presencia, con la fuerza inabarcable que late dentro de cada una. Son lo que los hombres no alcanzan a ser, o ni siquiera imaginan.»

Por Patricia RODON

Fuente primaria de la noticia:
http://loslibrosrobados.blogspot.com/2007/10/el-tren-pasa-primero-de-elena.html

Hombres y mujeres del riel

El tren pasa primero, de Elena Poniatowska. Buenos Aires, Alfaguara, 504 páginas.

La escritora Elena Poniatowska ganó el Premio Rómulo Gallegos de este año con su novela El tren pasa primero, donde cuenta, en clave literaria, la historia del movimiento ferrocarrilero mexicano a partir de las huelgas de 1958.

Combinando sus mejores registros, el literario y el periodístico, la escritora mexicana Elena Poniatowska obtuvo en junio de este año el Premio Rómulo Gallegos, uno de los galardones más importantes en lengua castellana, por su novela El tren pasa primero. En ese momento, el jurado destacaba la «densidad temática y estilística» de la obra. Y es que El tren pasa primero es una novela documental atravesada por el omnipresente amor a los trenes de todo un grupo social que arrebató la vida mexicana a fines de la década de los ’50.
La novela cuenta la historia del movimiento ferrocarrilero mexicano a partir de las huelgas de 1958 y 1959, en las que los «hombres del riel» detuvieron el país para luchar por sus derechos y protestar la represión masiva por parte del gobierno y el encarcelamiento de sus líderes. Este hecho histórico le sirve a Poniatowska para describir en detalle no sólo la forma de vida de los «rieleros», de sus familias y mujeres, sino los modos de operar de los entramados sindicales y gubernamentales, cada uno de ellos con su correspondiente cuota de corrupción, debilidad y traiciones diversas.
En el centro de esta historia se encuentra Trinidad Pineda Chiñas, el protagonista, el gran líder sindical, en torno de cuya figura se van desarrollando los hechos y constituyéndose el resto de los personajes. La pormenorizada lectura de cada uno de los actos y pensamientos de Trinidad permite a la autora una aguda exploración de un personaje público, ya que Poniatowska plantea de lleno una biografía novelada y se sirve de todos los recursos de una herramienta que conoce a la perfección: el testimonio.
Así, quien muestra su piel, su voz y sus sueños a través de Trinidad es Demetrio Vallejo Martínez, célebre dirigente ferrocarrilero considerado como el gran defensor de la democracia sindical mexicana.
Una de las notas más atractivas de El tren pasa primero es la calidad de la descripción socioeconómica y psicológica de los ferrocarrileros, su temible amor por los trenes, el orgullo de clan que no vacilaban en ostentar, las fortalezas y debilidades de un grupo social con un mundo propio.
Varias mujeres en torno de Trinidad -su esposa, su sobrina, su «novia», su madre, sus hermanas- van dando cuenta de cómo vivían las mujeres mexicanas en los ’50 y ’60, debatiéndose entre las viejos mandatos machistas y el ansia de liberación.
En este aspecto, Poniatowska pone especial atención al mostrar el mundo femenino no sólo en torno de la vida del ferrocarril, sino en las distintas ciudades y pueblos en los que vive la novela.
Quizás excesiva sin necesidad -la obra tiene casi 500 páginas-, El tren pasa primero tiene el enorme mérito de la recreación literaria de un momento histórico muy importante en la vida mexicana.

Los aspectos más privados de Trinidad -específicamente, su vida amorosa- resultan menos atractivos que el contexto en el que se desarrollan, ya que las verdaderas protagonistas de esta zona personalísima del líder sindical son las mujeres que lo amaron con mayor o menor felicidad.

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